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Carrilleras de cerdo al vino tinto

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Carrilleras de cerdo al vino tinto

Un tesoro culinario rescatado

La carrillera, antes relegada a la casquería, ha visto un resurgimiento impresionante en la gastronomía moderna. Desde su origen humilde hasta la alta cocina, es un ejemplo perfecto de cómo lo sencillo puede volverse excepcional. Su magia radica en su suavidad y en cómo los sabores se intensifican al recalentarla.

Bien preparadas, las carrilleras son suculentas y se deshacen en la boca, especialmente cuando se cocinan a fuego lento en una salsa rica en vino tinto. Y si eres como yo y vives para esas salsas que piden a gritos un trozo de pan, estás de enhorabuena.

Su creciente popularidad también se debe a su economía. En un panorama donde los cortes premium están fuera del alcance de muchos, las carrilleras ofrecen una espectacular relación calidad-precio. No te equivoques pensando que su bajo coste significa sacrificar sabor; el goce de un plato de carrilleras bien hecho es inmenso.

Chefs de renombre han llevado la simplicidad de las carrilleras a nuevos niveles de sofisticación. Con técnicas como la cocina al vacío, han logrado sabores más profundos y texturas aún más suaves. Aunque, si me preguntas, hay algo terapéutico en ese proceso lento donde los aromas llenan la casa.

Su versatilidad y suavidad las elevan por sobre otros cortes. El juego de hierbas y especias añade una capa extra de profundidad. Yo misma he experimentado con hierbas frescas y una buena botella de vino guardada para una ocasión especial.

Lo hermoso de una carrillera es que mejora con el tiempo. ¿Cuántos platos pueden jactarse de saber mejor al día siguiente? Recuerdo la primera vez que lo descubrí: había cocinado de más con la idea de tener sobras, pero se convirtieron en la atracción culinaria familiar al día siguiente.

Así que prepara unas cuantas extra, porque el reposo en la nevera hará su magia silenciosa. Sin darte cuenta, estarás asegurando una comida de lujo con la que impresionar fácilmente a tus invitados. Un corte humilde convertido en una aventura gourmet, ahí es donde reside el arte.

La magia de una buena limpieza

Antes de cocinar las carrilleras, es crucial limpiarlas bien. Esto implica eliminar la grasa sobrante, las telillas y los nervios adheridos al corte. Aunque puede parecer tedioso, este paso es esencial para lograr esa textura suave que buscamos.

Si es tu primera vez, no dudes en pedir ayuda a tu carnicero de confianza. Pero si decides hacerlo en casa, asegúrate de tener un cuchillo bien afilado y mucho cuidado.

Sigue estos pasos para una limpieza adecuada:

  1. Coloca la carrillera sobre una tabla de cortar limpia.
  2. Retira con atención la grasa visible, levantando las telillas con el cuchillo y separándolas poco a poco.
  3. Elimina los nervios más resistentes para evitar que la carne quede dura.
  4. Una vez terminado, enjuaga las carrilleras suavemente bajo el grifo.
  5. Sécalas con papel absorbente.

Ya están listas para el siguiente paso de tu receta, con la certeza de que tu esfuerzo se reflejará en cada delicioso bocado.

El fondo del sabor

El alma del plato es el fondo de cocción. Esa combinación de cebolla, zanahoria, ajo y a veces pimiento, todo cocinado hasta dorarse, tiene el poder de transformar unas simples carrilleras en un manjar inolvidable.

Corta las verduras en trozos pequeños y uniformes para que se cocinen parejas, intensificando sus sabores dulces y salados. ¿Has disfrutado alguna vez del aroma de una cebolla caramelizándose lentamente? Es señal de que vas por buen camino.

Asegúrate de que las verduras no solo se pochen, sino que adquieran un ligero tono marrón sin quemarse. Ese tostado concentra y añade profundidad al guiso.

El siguiente paso es dorar las carrilleras. Después de sazonarlas, pásalas por harina antes de dorarlas a fuego medio-alto. Esto desarrolla una costra exterior y espesa la salsa naturalmente. Recuerda, solo queremos sellar los jugos y dar color en esta etapa.

Cuando el aroma del vino tinto se mezcla con el fondo y las carrilleras doradas, sabrás que estás creando algo especial. Se trata de permitir que cada elemento alcance su máximo potencial y se fusione en una sinfonía de sabores. Al final, lo que importa es disfrutar de la experiencia de cocinar y saborear el resultado que, en cada bocado, refleja el amor puesto en el proceso.

El toque del vino perfecto

El vino adecuado transforma las carrilleras de buenas a extraordinarias. Un buen tinto aporta profundidad e intensidad, realzando el sabor de la carne. Personalmente, me encanta usar un riojano o un tempranillo, que añaden cuerpo y carácter a la salsa.

El proceso de reducción comienza tras dorar las carrilleras y preparar las verduras. Añade el vino y deja que burbujee a fuego medio-alto. Aquí, la paciencia es clave. Al evaporar el alcohol, el líquido se espesa y concentra sus sabores.

Este paso requiere atención, esperando hasta que el vino se reduzca a la mitad o más, según la densidad deseada para tu salsa.

Si no tienes el vino ideal a mano, no te preocupes. Puedes experimentar con lo que tengas o incluso mezclar tipos. Un vino de Jerez, por ejemplo, aportará un perfil más complejo y seco, pero igualmente delicioso.

Al final, elige según tu gusto y lo que tengas disponible. Sea cual sea tu opción, verás cómo realza las notas del plato. Cada bocado será un recordatorio de la magia que un buen vino aporta a algo tan reconfortante como las carrilleras. Y brindar con el mismo vino usado en la cocción es la guinda perfecta para cerrar la comida con estilo.

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Reducción y trituración: el alma de la salsa

Reducir la salsa es como concentrar pura magia en tu plato. No necesitas ser un chef estrella, solo un poco de paciencia. Después de cocinar, deja reposar las carrilleras para que todos los sabores se mezclen como en un baile.

Saca las carrilleras con cuidado y enfócate en esa salsa que ha estado mimando la carne. Verás que las verduras casi se han derretido, empapadas de esos jugos deliciosos.

Para lograr una salsa con cuerpo, tritura las verduras con el líquido de cocción. Si la quieres más fina, pásala por un colador. Ajusta la densidad a tu gusto – si está muy espesa, añade un chorrito de caldo; si está muy líquida, déjala reducir un poco más.

Prueba y ajusta la sal. Con estos pasos sencillos, habrás creado un festín que hará que tu familia pida repetir plato.

El secreto de la cocción lenta

La cocción lenta es la clave para unas carrilleras que se deshagan en la boca. Este proceso transforma el colágeno en pura ternura. Hay varias formas de lograrlo sin pasarte el día en la cocina.

Si eres de los tradicionales, usa una cazuela a fuego bajo. Deja que el tiempo haga su magia durante unas 2-3 horas. De vez en cuando, destapa y disfruta del aroma – es parte del placer de cocinar.

¿Prefieres algo más rápido? Una olla a presión reduce el tiempo a unos 40 minutos. El sabor cambia un pelín, pero sigue siendo delicioso.

El horno es genial si tienes otras cosas que hacer. Hornea a 150ºC en una cazuela tapada por 2-3 horas. Consigues un toque caramelizado que sorprende.

Lo importante es que la carne quede tan tierna que se desarme con solo mirarla. Pruébala y decide si necesita más tiempo. Cada método tiene sus ventajas, elige según tu estilo. Y si puedes hacerlas un día antes, mejor – el sabor mejora con el tiempo, como el buen vino.

Receta: Carrilleras de cerdo al vino tinto

Comprar carrilleras de cerdo – Precio carrilleras de cerdo

Ingredientes:

  • 8 carrilleras de cerdo, limpias
  • 1 litro de fondo de carne
  • 2 cebollas medianas
  • 200 gramos de zanahoria
  • ½ cabeza de ajos
  • 150 ml de vino tinto (un buen rioja o tempranillo)
  • 150 ml de coñac
  • 1 rama de romero
  • 1 rama de tomillo
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Harina
  • Sal y pimienta negra al gusto

Preparación de nuestra carrillada al vino tinto:

  1. Limpia bien las carrilleras. Si puedes, que lo haga el carnicero.
  2. Salpimienta y enharina ligeramente las carrilleras. Séllalas en aceite caliente hasta dorarlas.
  3. En la misma cazuela, rehoga las cebollas y zanahorias picadas unos 15-20 minutos.
  4. Añade el coñac, deja que se evapore, y agrega los ajos y hierbas.
  5. Incorpora las carrilleras y el vino tinto. Reduce a la mitad.
  6. Precalienta el horno a 160ºC. Añade el fondo de carne, sazona, y hornea tapado unas 2 horas y media.
  7. Retira las carrilleras y tritura la salsa. Ajusta la textura si es necesario.
  8. Calienta todo junto y sirve. Queda genial con puré de patatas o arroz blanco.

Información nutricional (por porción):

kcal: 450
Carbohidratos: 15g
Proteínas: 35g
Grasas: 25g
Fibra: 3g
Sodio: 600mg

¡A disfrutar de estas carrilleras que se deshacen en la boca!

Carrilleras de cerdo al vino tinto

Writio, el redactor de IA de alta calidad para blogs y sitios web. Este artículo fue escrito por Writio.

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